Las células solares se aproximan paso a paso al mundo de la biología. Tanto es así que un equipo científico acaba de mejorar la estabilidad y el rendimiento de las celdas electroquímicas usando pigmentos vegetales, en concreto membranas de tilacoide y extracto de frambuesa enriquecido con antocianina. Esta nueva vía podría dar paso a una nueva generación de sistemas fotovoltaicos totalmente limpios, además de asequibles.
La investigación ha sido realizada por la Lomonosov Moscow State University, en Rusia, y ha incluido el diseño y desarrollo de un nuevo equipo que permite medir los efectos sobre corrientes fotoeléctricas generadas por células solares que pueden tener factores ambientales como la temperatura o la intensidad de luz.
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