Las flores aprovechan los granos de las zonas donde los insectos no se quitan el polen.
El 84% de los cultivos en Europa depende de la polinización de los insectos, según Greenpeace. El declive de las abejas, sin embargo, ha puesto en alerta a científicos de todo el mundo. Un estudio de la Universidad de Dusseldorf(Alemania), publicado en la revista PLOS este jueves, ofrece claves que pueden ayudar a mejorar ese proceso: revela que el polen permanece en las partes del cuerpo de las abejas a las que las flores llegan con sus estigmas y anteras. Estos lugares de los insectos, llamados "zonas de seguridad", están en la parte de arriba de la cabeza, el tórax dorsal, la cintura y el abdomen. Lea la nota completa aquí.