Nadie pensó el impacto que podrían tener las medidas tomadas por un grupo de ecologistas allá por 1997 en un parque nacional de Costa Rica.
Daniel Janzen y Winnie Hallwachs hicieron una propuesta de conservación experimental a una empresa fabricante de jugos de naranja, Del Oro. La propuesta consistía en que si la empresa donaba parte de sus terrenos aledaños al Área de Conservación de Guanacaste del parque nacional, le permitían deshacerse de los residuos de la fábrica en tierras degradadas del parque.
La empresa rápidamente aceptó la propuesta ya que les resolvía un problema con sus deshechos y procedió a volcar 12.000 toneladas de cáscaras de naranja en aquel territorio agotado, estéril, degradado.
Los primeros seis meses fueron asombrosos, las cáscaras de naranjas estaban degradadas y al parecer el suelo comenzaba a regenerarse. Lea la nota completa aquí.