La industria de la carne es un problema grave para la salud, el ambiente y los animales que tienen que vivir toda su vida en condiciones deplorables. Por todo ello, cada vez más personas optan por comer menos carne o dejar totalmente su consumo. Ante esta demanda, la industria de los sustitutos vegetales de carne crece aceleradamente, pero ¿realmente son mejores?
Por ejemplo, la llamada hamburguesa imposible (Impossible Burger) de la empresa de alta tecnología Impossible Foods, es uno de los productos de este floreciente mercado, en el que muchos actores vienen de la industria bioquímica e informática, más que de la alimentaria. La presentan como totalmente vegetal, pero con una salsa secreta que la hace sangrar y tener un sabor y color muy parecido al de la carne.
El ingrediente que le da ese efecto, la leghemoglobina (abreviado en inglés SLH o simplemente heme), es en este caso un producto derivado de ingeniería genética, que no fue aprobado como seguro para la salud humana por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), pese a lo cual la empresa lo puso en el mercado desde 2016.
El tema salió a la luz por un artículo del New York Times del 8 de agosto 2017, a partir de que las organizaciones Amigos de la Tierra y Grupo ETC obtuvieron mediante la ley de acceso a la información, los documentos que la empresa presentó a la FDA, intentando obtener su aprobación (aquí)
Según explica Jim Thomas, del Grupo ETC, La FDA dijo a Impossible Foods que su hamburguesa no alcanzaba los estándares de inocuidad, y la compañía admitió que no conocía todos sus ingredientes. Aún así la ha vendido a miles de consumidores incautos. La empresa debería retirar del mercado sus hamburguesas hasta que la FDA establezca la seguridad del producto y se ofrezcan disculpas a quienes fueron puestos en riesgo. Lea la nota completa aquí.