marzo 2014, Volumen 30, Número 1
Biodiversidad y agricultura campesina

Agrobiodiversidad en sistemas hortícolas familiares

MARIANA MARASAS, VALENTINA FERNÁNDEZ, NADIA DUBROVSKY BERENSZTEIN | Página 26-28
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La generación de soluciones para los problemas sociales y medioambientales que enfrentan los agricultores familiares del Cinturón Hortícola de La Plata, requiere romper con la interpretación reduccionista del agroecosistema y la práctica de transferencia de tecnologías. Un primer intento es a partir del trabajo colectivo entre agricultores, técnicos e investigadores para ir construyendo –en conjunto– nuevos modos de ver y manejar los sistemas productivos.

Fuente: elaboración propia. Nadia Dubrovsky BerenszteinEl Cinturón Hortícola de La Plata (CHLP) se caracteriza por la existencia de pequeños agricultores familiares cuya producción se desarrolla en quintas de 7 hectáreas promedio y producen hasta 30 cultivos diferentes que abastecen entre 60% y 90% de la verdura fresca que consume Buenos Aires y alrededores (Benencia, 2002). Este sector se caracteriza por un alto grado de descapitalización y precariedad en la tenencia de la tierra. La situación económica general les impide adoptar los paquetes tecnológicos completos y esta realidad los pone en desventaja, ocasionándoles una serie de perjuicios productivos –siguen sin resolver los problemas de plagas, malezas y enfermedades–, pero también socioambientales, pues en muchos casos aplican químicos muy tóxicos y de amplio espectro que suelen ser más económicos, pero más peligrosos (Marasas y otros, 2012).

La necesidad de un cambio

Frente a estos problemas ambientales y sociales aparece la necesidad de avanzar hacia una propuesta alternativa. Algunos productores convencionales, que hasta hace un tiempo priorizaban la adopción de las pautas hegemónicas de producción, se manifiestan interesados en realizar cambios con el fin de lograr sistemas con menor dependencia de insumos externos contaminantes, y así mejorar la posibilidad de su permanencia en la actividad.

Para ello se requiere conocer más profundamente cuáles son las estrategias productivas que se realizan en los distintos sistemas de producción del CHLP, así como el estado de los recursos disponibles en el agroecoesistema, entre ellos la agrobiodiversidad tanto cultivada como asociada.

La conformación de equipos de trabajo

Este artículo hace referencia a una experiencia de trabajo colectivo que inicia un proceso de generación de conocimientos a partir de la articulación interinstitucional, incluyendo a técnicos e investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y los productores de las organizaciones del sector de la agricultura familiar. En particular, se trabajó con la Cooperativa de Trabajo Agrícola (Hudson y Pereyra), la Cooperativa Guadalquivir (El Peligro), la ONG CEDEPO (Florencio Varela), el emprendimiento Nueva Era (Olmos) y con productores no agrupados. También con los técnicos del Programa Cambio Rural de INTA, del Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires y los investigadores del IPAF –región pampeana INTA– y becarios de investigación de la UNLP.

La propuesta: conocer y reconocer lo que tenemos en nuestras quintas

Ante la demanda creciente de tecnologías alternativas de producción acordes a las necesidades de la agricultura familiar (AF), se propuso pensar en el manejo de la agrobiodiversidad y del hábitat como opciones de control biológico por conservación para regular las plagas y así disminuir la dependencia de insumos externos. Para generar dichas tecnologías es necesario, por un lado, contar con un mayor conocimiento de la agrobiodiversidad como proveedora de funciones y servicios ecológicos y, por el otro, desmitificar la idea de que todo insecto que aparece en el sistema es “malo” y hay que eliminarlo antes de que sea tarde.

El desafío fue identificar la existencia de estos componentes de la agrobiodiversidad en las quintas de los productores y reconocerlos como herramientas útiles de manejo a la hora de pensar colectivamente en alternativas para la resolución de los problemas planteados más arriba.

¿Dónde se hizo?

Se acordaron con los grupos de productores, tres localidades del CHLP. En cada una se trabajó en tres tipos de quintas con los siguientes manejos: con base agroecológica (AGROEC), convencionales de alto uso de insumos químicos (CONV) y convencionales de bajo uso de insumos químicos (BI).

¿Para qué?

Para conocer y reconocer los complejos de biodiversidad presentes en las quintas y sus diferencias según el tipo de manejo. Esto permitirá diseñar estrategias participativas de control biológico por conservación en vías de disminuir o suprimir la necesidad de aplicar agroquímicos.

¿Cómo?

Se estudió la agrobiodiversidad en tres ambientes de cada quinta: frontera entre lotes cultivados (F), borde del lote cultivado (B) y lote cultivado (LC) (figura 1). La metodología de recolección de datos fue: por observación directa de artrópodos con trampas amarillas y red de arrastre y por observación y colecta de vegetación. Luego se determinaron y cuantificaron los ejemplares, identificando los mismos en función del rol ecológico que potencialmente ocupan en el sistema.

Los resultados, ¡la sorpresa!

Independientemente de la intensidad en el uso de agroquímicos, los ambientes menos disturbados como las fronteras y bordes de los lotes cultivados poseen riqueza de especies vegetales con una importante diversidad de enemigos naturales asociados. De los tres ambientes relevados en cada una de las quintas el F fue el ambiente de mayor riqueza de especies vegetales y de enemigos naturales asociados, seguido por el B y por último el LC. En cambio, en las quintas agroecológicas los valores para la riqueza de vegetación espontánea y abundancia de enemigos naturales, fue similar en los tres ambientes. En las quintas convencionales de alto y bajo uso de insumos, el LC mostró muchas menos especies vegetales y abundancia de enemigos naturales (EN) que en el B y F (figura 2).

Se detectaron asociaciones entre enemigos naturales y especies de vegetación espontánea –particularmente de las familias Asteraceae, Fabaceae y Apiaceae, reconocidas como beneficiosas para la presencia de EN– en los tres ambientes relevados, en especial en los seminaturales (véanse los recuadros de la p. 28), en todos los establecimientos.

La diversidad oculta

Los resultados de esta investigación muestran que el sector hortícola familiar menos capitalizado aún mantiene cierta agrobiodiversidad en sus establecimientos. Es interesante destacar que inclusive en los productores convencionales de alto uso de insumos, existen zonas de refugio de biodiversidad (B y F), que probablemente estarían inhibidas en su accionar por el uso de insumos químicos. En las quintas de base agroecológica, por el contrario, al no usar agroquímicos, los enemigos naturales de los ambientes menos disturbados colonizan el LC y operan en el control de plagas.

Asociaciones entre enemigos naturales y especies de vegetación espontánea Nadia Dubrovsky Berensztein

Los productores que usan insumos químicos, al reconocer el potencial biológico que poseen, podrían a través de estrategias de reconversión recuperar el rol de la diversidad en la regulación de plagas y así prescindir paulatinamente de los insecticidas. Un resultado valioso de esta experiencia fue el trabajo grupal con todos los actores del proceso, el intercambio con otros grupos de productores y la participación en los talleres de presentación y socialización de la propuesta de investigación. El desafío es continuar este trabajo, con el fin de avanzar en el análisis participativo de los resultados obtenidos y en la construcción colectiva de propuestas que permitan revalorizar y resignificar los   conocimientos adquiridos para elaborar una estrategia apropiable por el sector.

Y para finalizar, cabe una reflexión acerca de la agricultura familiar y su relación con la biodiversidad: conocer y reconocer la agrobiodiversidad resulta un recurso clave para defender y mejorar las condiciones del sector y la sustentabilidad de la producción, pero también es fundamental conocer y reconocer el rol protagónico de los agricultores familiares, como guardianes de dicha agrobiodiversidad, diferencia notoria y significativa con respecto a los sistemas empresariales de producción e importante a la hora de pensar en políticas públicas que premien esta función.

Mariana Marasas
Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF), región pampeana (INTA)
Curso de Agroecología. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales.
Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
mariana.marasas12@gmail.com
 
Valentina Fernández, Nadia Dubrovsky Berensztein
Becarias de Investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. Universidad Nacional de La Plata (UNLP)

Referencias

  • Benencia, R., 2002. Transformaciones territoriales en la horticultura periurbana bonaerense en los últimos 50 años. El papel de la tecnología y la mano de obra. XIII Economic History Congress. Buenos Aires, Disponible en: http://eh.net/XIIICongress/cd/papers/52Benencia447.pdf. Último acceso: 23 de abril de 2008.
  • Marasas, M.; Cap, G.; Luca, L. de; Pérez, M., y Pérez, R., 2012. El camino de la transición agroecológica. Ediciones INTA, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
  • Pérez, M., 2010. Horticultura de base ecológica en el cordón bonaerense sur. Una aproximación desde sus prácticas. Tesis Magister Scientiae en Procesos Locales de Innovación y Desarrollo Rural (PLIDER). Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

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